Han sido cuatro días, creo,
porque en estas situaciones el tiempo no está medido en semanas ni días, ni
siquiera en horas. La palabra adecuada es momentos. Estos cuatro días han sido
una recopilación de numerosos momentos, todos caracterizados por una cosa: la
grata presencia de Dios entre nosotros. De no habernos reunido por Él y para Él
la experiencia no habría resultado así: la sencillez y humildad palpables en
cada persona y en cada palabra; la generosidad y la ofrenda incondicional de
ayuda a los demás; la fabulosa acogida; la alegría que se genera por la amistad
ya tenida y la que se crea; el bienestar espiritual…Numerosos sentimientos y
actitudes que sólo son agrupables de una manera tan ideal cuando se encuentra
Él de por medio.
Y es que cuando la relación que
se tiene con Dios pasa de ser más que un deslumbramiento pasajero, lo que se
obtiene es una relación recíproca, de Persona a persona, que permite que pasen
cosas tan increíbles como lo ha sido este Encuentro.
Pd: Las fiestas nocturnas insuperables.
Enhorabuena por tan buena organización.
SARA (joven de la parroquia de El Tiemblo)